Tomás, un
marino de
La Mancha
Yo, Tomás, era un adolescente Manchego, un poco «descarriado», que por diversos y extraños avatares, me acabo alistando en la Marina, en una época convulsa, marcada por la muerte del general Franco, la Marcha Verde marroquí y los posteriores problemas con el Frente Polisario. ¿Aguantaría la disciplina y las exigencias de esa Institución? Arropado por mis compañeros, en San Fernando y Vigo, me formé profesionalmente a la vez que vivía diversas aventuras, buenas y peores, para acabar embarcado en un destructor, navegando por el Atlántico y el Mediterráneo, en las diferentes situaciones, que conllevarán dispares peripecias, muchas muy bonitas y otras menos, alguna incluso bastante detestable. Mi intención es imbuir al lector en el ambiente de la Armada en esa época.
Ya me veía navegando por Tailandia, Java y Sumatra… como en las películas de Frank Sinatra y Elvis, con las niñas de los collares de flores…
Tomás Castañeda, Alférez de Navío de la Armada. Nací en la ciudad de Villarrobledo, provincia de Albacete. Ingresé en la Armada en 1975, permaneciendo durante 45 años en diferentes destinos, desarrollando, principalmente, labores de Comunicaciones, previo paso por la Escuela. Entre ellos, cabe destacar, los destructores D-63 “Méndez Núñez” y D-62 “Gravina”. Después de mi vuelta a la Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada -E.T.E.A-, estuve destinado en las Estaciones Radio del Estado Mayor de la Armada desde las que ocupé destino en el Patrullero PVZ-33 “Espalmador”, volviendo a la Escuela en 1986, como alumno. En 1987 fui nombrado Profesor del mencionado centro, puesto que ocupé hasta 1995, impartiendo diversas asignaturas a personal de diferentes categorías, tanto nacionales como extranjeros, así como a Guardia Civil. Posteriormente estuve en el Patrullero de Altura P-71 “Serviola”, Comisionado en la Fragata F-73 “Cataluña” en una STANAVFORMED y en el Patrullero PA-61 “Chilreu”, durante dos Comisiones ‘Costera del Bonito 2000’, acabando destinado en las Estaciones Radio de Capitanía General de la Zona Marítima del Cantábrico. En 2004, embarqué, como dotación de “quilla”, en la Fragata F-104 “Méndez Núñez” para, en 2010, ir destinado a la Estación Naval de Mahón. Posteriormente, pasé a desarrollar mi labor en Operaciones de la Comandancia Naval de Melilla, durante cinco años hasta que, en 2016, presté mis servicios en el Museo Naval de la Armada de Madrid, pasando a la situación de “Reserva” en 2017. Durante este tiempo efectué, como alumno, infinidad de cursos tanto en Escuelas de la Armada como en empresas civiles y en el Instituto “Pedro Barrié de la Maza”, de la Universidad de Vigo. En posesión de algunas Felicitaciones, varias Cruces del Mérito Naval y Menciones Honoríficas, así como la CRUZ, la PLACA y la ENCOMIENDA de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
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Editorial
Tomás, un marino de la Mancha, es una obra autobiográfica en la que se narra, en primera persona, la propia experiencia vital del autor durante parte de los años que estuvo en la Armada.
En un aspecto puramente formal, utiliza un estilo cercano, directo, coloquial —sin caer en ningún momento en lo vulgar— y empático, claramente dirigido a cualquier tipo de lector. Además, el autor complementa su narración con numerosas descripciones del contexto sociocultural de las distintas épocas.
Sin duda, este extraordinario bocado de realidad puede servir de inspiración y de ayuda a muchos de sus potenciales lectores.
Todo un ejemplo existencial que merece la pena conocer.
Muy recomendable.
En esta situación permanecimos un tiempo interminable, en el que, alguna vez, se notó que el barco no avanzaba, o iba incluso hacia popa, con una grandísima inclinación. Si aquello duraba mucho, «la máquina no podría mantener al barco casi vertical», pensé, mientras miraba una estampa de la Virgen del Carmen, que estaba pinchada con chinchetas en un mamparo, cuando, de repente, se empezó a poner horizontal, para inmediatamente empezar a caer de proa, casi vertical.